miércoles, 16 de enero de 2013

En otras palabras

En la presente edición, el espacio para la disertación crítica se inaugura con el texto “Ednodio Quintero y los alcances de la regularidad” del escritor Miguel Ángel Campos. Le acompañan: “El viaje del último Ulises. Bolaño y la figuración alegórica del infierno”, del autor e investigador chileno raúl rodríguez freire; “Del Realismo Mágico al Telerrealismo” por el profesor Luis Javier Hernández Carmona; y “El amor trágico del joven Werther” de la profesora y poeta Lilia Boscán de Lombardi. Otras dos invitadas, que se adentran más en el discurso filosófico, se incorporan a esta ocasión para la disertación coral con los textos: “Más allá del humanismo: por una moral fluvial”, de Fanny Pirela Sojo; y “Metáfora y concepto en Deleuze y Guattari”, de Dayana Fraile.

Al mismo tiempo, a esta celebración de lo múltiple, de lo diverso, la ficción viene a acompañar y complementar los dos primeros ensayos con los cuentos “Volveré con mis perros” de Ednodio Quintero, y “El policía de las ratas” de Roberto Bolaño. A su vez, la voz aguda y minuciosa de la joven narradora Carolina Lozada, se une a esta velada con el relato inédito “Arisa”. Y, finalmente, el escritor cubano Ángel Santiesteban Prats, cierra este conjunto de relatos con “El juicio”, donde la crueldad del ser se manifiesta desde una narrativa áspera, frontal.

Por su parte, el espacio dedicado a la poesía convocará las diversas voces de Edgar Medrano, Miguel Ángel de Lima y Raúl David Márquez.

Este número incluye también, a manera de reseña, el texto “Salvador Fleján RELOADED” del escritor Carlos Sandoval, donde se presenta el último libro de relatos titulado “Miniaturas salvajes” (2012) del narrador Salvador Fleján.

A su vez, en esta ocasión, DICHO DE OTRO MODO estará dedicado al importante escritor venezolano Francisco Massiani, representando así un modesto homenaje luego de haber recibido el Premio Nacional de Literatura en el 2012. Luis Yslas, Roberto Echeto, Norland Espinoza y Noelia Depaoli, ofrecen, desde la entrevista, el ensayo o el texto experimental, un valioso aporte a esta celebración que nos convoca, y que cierra con una selección poética de Francisco Massiani para honrar el legado de este maestro de la literatura venezolana.           

Ednodio Quintero y los alcances de la regularidad*

Por Miguel Ángel Campos

 Bacon. Selfportrait
  


















Presentar el libro de un autor que ha llegado a una total familiaridad con su escritura, y ha configurado un mundo de tal manera previsible que en cada página podemos reconstruir ese mundo, es como presentar todos sus libros. El caso de Ednodio Quintero se me antoja paradigmático, uno de desarrollo progresivo de un proyecto de escritura, y más que narrativo; hablaríamos de la práctica de un inquisidor rastreándose a sí mismo, indagando cuanto hay de oculto en una rutina.  La primera línea de este narrador estará siempre en la última línea de su último libro. Estaríamos hablando entonces de la persistencia del escritor por encima de todo, y luego vendría el universo de ese escritor, porque estamos en presencia de un interés por la literatura que desborda la sola invención, su momento lúdico, y nos enfrenta con el proceso creador, con los misterios de la escritura y la fundación de mundos, cómo apropiárselos.

El viaje del último Ulises. Bolaño y la figuración alegórica del infierno*

Por raúl rodríguez freire

Born, G. Doré. Bertram



















a Vicente, dulce Telemoco
  

Tu destino: tu viaje
¿A dónde?
No hay donde.

Mario Santiago, “Rhythm Beau”.

Uno tiene que salir de casa a buscar los libros que le esperan.

Roberto Bolaño

Del Realismo Mágico al Telerrealismo (La iconicidad de la utopía)

Por Luís Javier Hernández Carmona

Eduardo Naranjo. El sueño...















No hay identidad sin la presencia de los otros.
No hay identidad sin alteridad.
Marc Augé


Partiendo de la premisa: “la literatura es una realidad virtual que se representa y autorepresenta a través de lo imaginario”, propongo una revisión teleológica[ii] de la ficción como procedimiento cotidiano, desde el realismo mágico al telerealismo. Donde la capacidad de imaginar representará una iconicidad[iii] un ‘sueño’ bajo la connotación de lo sugerido por Charles Sanders Pierce (CP 4. 56). En ambos ‘eventos’[iv] estamos frente a la representación de lo real a través de la escenificación y yuxtaposición de planos escenáticos que constituyen cuadros para ser observados y padecidos por el espectador-lector[v], donde la ficción le permite ‘regularidad’ al imaginario y consolida su reconocimiento. Son planos secretos y segregados que mantienen una profunda afinidad; es la penetración en los mundos imaginarios, “representados como imaginarios y falsos, pero que pueden, si los consideramos bien, ser verdaderos” (CP 4. 512)

El Amor Trágico del Joven Werther

Por Lilia Boscán de Lombardi

 E. Manet. El suicida


















Johann Wolfang Goethe (Fráncfort del Meno, Hesse, Alemania, 1749 – Weimar, Turingia, Alemania 1832) fue un escritor alemán, considerado uno de los grandes autores de la literatura universal. Su gran curiosidad lo impulsó a ser un excelente lector y acucioso investigador, no sólo en el campo de la literatura y el arte, sino también en varias disciplinas científicas como la geología, la química, la osteología y la óptica, concibiendo una teoría de los colores distinta a la de Isaac Newton.

Más allá del humanismo: por una moral fluvial

Por Fanny Pirela Sojo

Santiago Ydáñez. Cuerpo















Imaginemos –pero será de todos modos un hombre el que imaginará- que una estrella de mar esté dotada de conciencia: su política no se orientará según la derecha y la izquierda.
Ruy Launoir

¡Tú no eres un vil copista, sino un poeta!
Honoré de Balzac

Metáfora y concepto en Deleuze y Guattari

Por Dayana Fraile

Deleuze y Guattari















Veintiocho días de esta influencia pesada, de este
montón de órganos mal agrupados que soy yo, y en los
que me daba la impresión de estar presente, como en
un inmenso paisaje de hielo a punto de desmoronarse.

Antonin Artaud

Volveré con mis perros

Por Ednodio Quintero

Daria Endresen. Traición



















EL ALIENTO DE LA BALLENA ENLOQUECE. Se trata sólo de una frase, una frase que no me pertenece, pero me envuelve y me sacude, me enceguece el brillo de tus labios cuando se agitan para pronunciarla. La repetiste varias veces mientras desnudo en el balcón dejabas que la brisa de la noche refrescara tu hermoso cuerpo de muchacho. La tarde del domingo habías batallado en silencio sobre las erosionadas colinas de mi cuerpo y luego sin poder soportar el aliento enloquecedor de la ballena decidiste escapar, el calor te abrasaba las entrañas y, sudoroso y fatigado buscaste refugio en el extremo sur del balcón, allí donde la brisa mitigara el ardor de las caricias. Desde lejos te observaba y tu imagen crecía dentro de mí, alta y vigorosa como una palmera. Tu cabellera oscura brillaba como una lámpara tranquila.

El policía de las ratas

Por Roberto Bolaño

Sophie Jodoin. Helmets and Gasmasks

















para Robert Amutio
y Chris Andrews


Me llamo José, aunque la gente que me conoce me llama Pepe, y algunos, generalmente los que no me conocen bien o no tienen un trato familiar conmigo, me llaman Pepe el Tira. Pepe es un diminutivo cariñoso, afable, cordial, que no me disminuye ni me agiganta, un apelativo que denota, incluso, cierto respeto afectuoso, si se me permite la expresión, no un respeto distante. Luego viene el otro nombre, el alias, la cola o joroba que arrastro con buen ánimo, sin ofenderme, en cierta medida porque nunca o casi nunca lo utilizan en mi presencia. Pepe el Tira, que es como mezclar arbitrariamente el cariño y el miedo, el deseo y la ofensa en el mismo saco oscuro. ¿De dónde viene la palabra Tira? Viene de tirana, tirano, el que hace cualquier cosa sin tener que responder de sus actos ante nadie, el que goza, en una palabra, de impunidad. ¿Qué es un tira? Un tira es, para mi pueblo, un policía. Y a mí me llaman Pepe el Tira porque soy, precisamente, policía, un oficio como cualquier otro pero que pocos están dispuestos a ejercer. Si cuando entré en la policía hubiera sabido lo que hoy sé, yo tampoco estaría dispuesto a ejercerlo. ¿Qué fue lo que me impulsó a hacerme policía? Muchas veces, sobre todo últimamente, me lo he preguntado, y no hallo una respuesta convincente.

Donde perdura el extravío

Por Raúl Márquez

Por Sophie Jodoin












Será sencillo entonces
Ubicarme en algún lugar de tu historia
Al cabo de una soledad poco imaginada

Como la noche inmensa de este insomnio
En que el viento resuena a lo lejos
Y tropieza con los árboles y las cosas

Arisa

Por Carolina Lozada

Por Daria Endresen



















Imposible soportar ese cintillo de grasa que te rodeaba los labios, Boris. El amor tiene que ser mucho más que un lugar común donde todo vale, inclusive la traición. Boris leía la carta de despedida firmada por Arisa, su amante, y no podía evitar sentir cierto rencoroso desdén hacia el fundamentalismo vegano de la mujer que lo dejó ese día, cuando le encontró una servilleta manchada de grasa animal en su bolsillo. Pero no sólo fue la servilleta, las diestras fosas nasales de la vegetariana supieron detectar  el aroma de una empanada chilena en plena digestión que se coló en una de las ventosidades de su pareja.

El juicio*

Por Ángel Santiesteban Prats

 Lohengrin Papadato. Retrato














El viejo camina por el pasillo arrastrando su pierna renga. Hace tres meses que llegó y los presos se preguntan qué pudo haber hecho esa calamidad de ser humano para que el fiscal decidiera enviarlo a prisión preventiva hasta el día del juicio. Avanza como si fuera una babosa y lo miran con repugnancia. Algunos curiosos se le han acercado para preguntarle y el anciano siempre responde titubeante que está ahí por problemas personales. Nadie se conforma con su silencio, saben que el misterio oculta su vergüenza entre tantos avergonzados, lo que hace sospechar que la de él es más grave. Los reclusos prefieren que se mantenga alejado.

Yo, el otro…

Por Edgar Medrano

Eduardo Bárcenas. Ópera




















Yo, el otro…
Amanece y en el espejo en tránsito
Principio esta orfandad,
Este lento y encadenado crepúsculo
Que arrebata silencios de mi boca,
Y sus voces tañen desiertos
Y susurran olvidos lejanos.

Dos poemas…

Por Miguel Ángel de Lima

Por Sophie Jodoin





















Copiado y pegado
 
Es fácil
copiar y pegar
la mirada de los extraños
el olor
de las sábanas de hotel
las palabras
de idiomas que desconciertan

Salvador Fleján RELOADED

Por Carlos Sandoval






















Agosto 2012


1. Un escándalo de tintes cómicos se desató entre los incipientes blogueros venezolanos (las redes sociales todavía no se llamaban de ese modo; facebook y twitter apenas salían de los programas de diseño) cuando la división caraqueña de la Editorial española Alfaguara publicó Las voces secretas (2006), una antología de cuentos de los más recientes narradores del país, según la perspectiva de su compilador Antonio López Ortega. Envalentonados por la impunidad del anonimato, la mayoría de aquellos pioneros de la web interactiva se rebelaron sin decoro contra la muestra al considerar que los textos no reunían los méritos señalados por su selector ni, mucho menos, precisaba el estado actual del género.

DICHO DE OTRO MODO


Francisco Massiani







Ajeno a escuelas y tendencias, a modas escriturarias y poses intelectualistas, Francisco Massiani ha trasegado en la vida literaria venezolana bajo la égida del asombro (…) El poeta siempre tiene ante sí el desafío de querer asir el mundo, su realidad, y nombrarlo todo una y otra vez hasta el infinito. Massiani ata las palabras a su imaginación, las retuerce, las amasa, y cuidadosamente construye su imaginario poético en un lugar donde goza la vigilia y la fiesta de los sentidos
 
Gregory Zambrano



El pasado mes de julio, el escritor venezolano Francisco Massiani (Caracas, 1944) obtuvo el Premio Nacional de Literatura como un merecido reconocimiento a su larga e invaluable trayectoria. Sirva este espacio para prolongar el aplauso que celebra dicho reconocimiento, ofreciendo un modesto homenaje que se sume al coro de voces que siguen festejando la vida y obra de este autor trascendental de la literatura venezolana y latinoamericana.




Francisco Massiani conversa

Por Luis Yslas Prado

Massiani. Cortesía de Letralia














I

Pancho Massiani ha hecho de la conversación una rama del género narrativo. Los incontables y geniales diálogos que aparecen en sus ficciones son el resultado de un aprendizaje que no sólo proviene de sus dilectas lecturas –Salinger, Hemingway, Camus, maestros indiscutibles del diálogo literario–, sino de las muchas charlas que le han servido de compañía durante una vida dedicada a convidar cuentos. Quienes han tenido la suerte de hablar con él –en persona o por teléfono–, habrán comprobado que Pancho es un cuentista nato: inagotable. De esas conversas nadie sale ileso de historias en las que la gracia y la nostalgia, el disparate y la sabiduría, anulan sus diferencias y adquieren un brillo difícil de olvidar.

La ciudad literaria de Francisco Massiani

Por Roberto Echeto















Obertura

El otro día me sucedió una de esas cosas que parecen tomadas de un relato de Francisco Massiani. No sé por qué extraña circunstancia me dio por dar una vuelta a la manzana antes de llegar a mi cama. Venía de conversar, de beber cerveza y de reírme con sincera alegría de los cuentos verdes que siempre cuentan mis amigos. Las calles que rodean mi casa y la oscura soledad nocturna, me sedujeron hasta el punto de hacerme caminar despacio, muy despacio, lo más despacio que me fue posible... Era como si de pronto me embargase el lento disfrute del viaje a pie, del aire agradable y del olor a dulce savia que se desparrama por toda Caracas cuando es de noche. Y es que el perfume que brota de los rincones de mi ciudad es un aroma que nos remite a otra Caracas, a una que no ha existido y que probablemente no exista más que como utopía. No sé a qué extraños acordes me suenan esos olores, pero me barrunto que es a algo escondido que tenemos que descubrir. Cuando descubramos eso que no es evidente, entenderemos que somos unos privilegiados por vivir en un valle tan bonito...

El vértigo de la ternura

Por Norland Espinoza














A Rosa Santeliz.

            Siempre me ha gustado creer que algunas veces, en esto que llamamos realidad, cotidianidad, se abren diminutas grietas. Grietas en lo real, parafraseando a Víctor Bravo. Curiosos intersticios que dejan ver diferentes tipos de constelaciones, errores, inverosimilitudes que traman distintos tipos de escenarios lo bastante significativos como para detenernos ahí. En ese breve espacio y tiempo que reinterpreta lo ya existente, cuestionamos, dependiendo del caso, nuestro devenir. En ese breve y entrañable espacio nos damos cuenta de la transformación que regirá nuestra visión para inmortalizar dicho instante. Hablo, desde ese breve instante, del detalle. Del asombroso detalle, desmitificador acaso, de la ficción en la realidad.

Un grito de amor desde el volcn: apuntes sobre “Florencio y los pajaritos de Angelina su mujer” de Francisco Massiani

Por Noelia Depaoli
















En un mal momento, nockeada por una fuerte depresión descuartice varios libros de mi estantería. No es la primera vez que atravieso un episodio como este, sin embargo es la primera vez que escribo sobre uno. Por ello,  no tengo intenciones de abordar el libro de Massiani como si fuera un ensayo académico, principalmente porque es un libro esencial para quien busque adentrarse en las profundidades de la soledad y sus consecuencias, bajo esta perspectiva, un ensayo académico me parece insuficiente.

Francisco Massiani. Selección poética


Massiani. Cortesía Revista Ojo



Para dar con el amor

Para dar con el amor
es preciso conversar con el silencio.

Caminar sobre las palabras
con  zapatillas de seda.
Trepar por los peldaños
del tiempo
y llegar hasta el final de la escalera
caer al abismo:
La arena más sólida y pura.