Massiani. Cortesía Revista Ojo |
Para dar con el amor
Para
dar con el amor
es
preciso conversar con el silencio.
Caminar
sobre las palabras
con zapatillas de seda.
Trepar
por los peldaños
del
tiempo
y
llegar hasta el final de la escalera
caer
al abismo:
Para
escribir un poema
Yo
saco
mi colt
la
hago danzar brillante en el cielo
y
cuando encaja en mi
mano
bandolera
disparo
tres poemas
que
serán tres palomas
que
serán tres banderas
que
serán tres sombreros
y
tres conejos
y
tres lunas
y
veinticinco amores.
Fácil
lograrlo
y
he aquí una de las recomendaciones
para
conseguir tal destreza y exactitud en el manejo
de
mi colt:
beberse
más de trescientos litros de cerveza
enamorarse
por primera vez de una mujer que
te
mira con lástima
ser
el primer jugador de fútbol de tu equipo
pero
errar el chute más importante, el del último
campeonato
del año escolar.
Viajar
más de once veces en barcos diferentes, y
en
mares diferentes.
No
llegar jamás al puerto que uno imaginó que debía llegar.
Pero
en cambio encontrar el amor en cada uno
de
esos puertos
equivocados.
Ser
fuerte, buen atleta,
pero
llorar por ejemplo porque
vimos
un anciano cuando cruzaba entre
millares
de carros.
Levantar
más de veinte kilos con un brazo
como
si fuera una flor
no
poder levantar el ánimo
cuando
nos dan una flor.
Reír
a
carcajadas
en
una esquina de alguna ciudad
sin
motivo
soñar
a los veintiocho años con llegar a ser el
mejor
escritor del mundo.
Tomar
un lápiz
y en vez de escribir un poema
hacer
un barquito
o
una escalera
o
una mosca
o
un paraguas de sol
y
aceptar de una vez por todas
que
no hemos nacido todavía.
Hablar
mal del mundo
y
amarlo tanto
como
a una caja de fósforos
guardar
un caramelo que nos dieron
hace
diez años en una fiesta.
Botar
el dinero.
Luego,
cambiar el orden de todo esto, y
repetirlo,
es decir, vivirlo.
Por
ejemplo
es
decir:
donde
se lee:
«Levantar
más de veinte kilos con un brazo»
vivirse
como:
Levantar
más de veinte brazos con un kilo.
Donde
se lee
«Y
en vez de escribir un poema
hacer
un barquito»
vivir
o hacer lo posible por vivir:
«en
vez de escribir un barquito
hacer
un poema»
Luego
comenzar
otra vez en algún rincón del mundo.
Camino
Aparece
tu cuerpo viniendo hacia mí
y
ya creo que has llegado y que
te
has ido
como
si tú pudieras ir
y
venir
con
sólo mirarme
apenas
si me miras un poco desde allá
desde
donde tú estás
hacia
donde yo estoy
y
ya puedes ir y venir
no
habrán calles ni plazas ni
esquinas
ni semáforos ni relojes
ni
venir ni
llegar
apenas
tu cara y a mi lado
llenas
la llegada y la venida y
la
partida
con
tu cara llenas mi lado
del
lugar donde tú estás
donde
los relojes son de espuma
ni
calles ni esquinas ni pasos
hay
un tiempo que viene y va y regresa ya antes de llegar y
llega
antes de partir
cuando
apenas asomas tu cara
desde
donde tú estás
tu
cuerpo viniendo hacia mí.
Rue Castagnary, 35, París 15,
metro Porte
de Vanves
Abrirte
la carne para sembrar
alguna
cosa sencilla
digamos
que un botón de mi camisa
o
una estampilla llegada de Roma.
Abrirte
la carne
para
sembrar
una
palabra
o
una estrella.
O
incluso, si la herida es grande,
una
gran botella de cerveza.
Claro
que no queremos hijos alcohólicos
tampoco
campanas con piernas y frente.
Pero
es que de golpe
uno
se te queda mirando
y
pareces de nada, te lo juro, hay que tocarte
entonces,
digamos que un beso o una nalgada o
un
grito a la boca
para
sentirte ahí,
en
cualquier museo histórico que adivinas
en
esta pobre habitación de estudiante con besa
de
doscientos cincuenta dólares en París.
Vino
la noche
Vino
la noche como nunca
porque
tú
abriste los ojos.
Los
caminos se abrieron en la piel
de
tus párpados.
Y
desde ahí, asombrados
contemplamos
el
eclipse
del último sol de tus pupilas.
Y
al llegar la noche
recordé
que alguna vez dijiste: «Mira
tú
tienes las manos hermosas».
Era
lo único bueno de mí.
Pero
era ya de noche,
Para
mirarse las manos.
Entonces
le conté de ti al miedo
le
hablé con estas palabras:
hoy
vino la noche peor
hoy
vino más noche que nunca.
Tú
abriste los ojos
y
los caminos se abrieron en la piel de tus
párpados.
Dormiré
con tus pies
Dormiré
con tus pies
para
ver
el
amanecer
de
tus ojos.
Besaré
tus pechos
morderé
tus muslos
tu
vientre
besaré
tus pies
para
saber
que
estuve muerto
que
estoy vivo.
Poema
de un golpe
Hoy
no tengo ganas
ni
siquiera
de
verme en el espejo amarme
recordarme
hacer
muecas
cambiarme
la cara.
Es
preguntarles si estoy de pie
si
he vivido
tener
antepasados.
Hoy
no tengo ganas
ni
de aburrirme
ni
de hacer palabras
ni
de sufrir
ni
de darle sentido al cafecito
al
cafecito con los cigarrillos.
Es
casi no tener alma.
Ya
no podría entrar en ti
Ya
no podría entrar en ti
en
tu gruta no habría más apetito
quizá
Dios ya no dormía acurrucado
entre
tus piernas.
Ya
no habría lunares tímidos que contar
en
tus pechitos.
Ah!
El apetito de vida se fugaba entre mis dedos
caía
tembloroso en la tierra
sembraría
por su cuenta
un
ramillete de flores o
se
dejaría tragar por la huella de tu
nombre.
Esa huella que se abrió de tanto
mirar
yo la tierra sonando con tu nombre entre
mis
labios
hueca
inútil el eco
de
tu nombre vacío:
fue
ahí entonces donde asustado
puse
el pie (quería correr, quería correr)
y
caí en un abismo de nada.
Una
rosa al viento
Para Eulimar,
Christiane, Florencio y Roberto de Sola
Una
rosa al viento
una rosa al viento
para
que
vuelen los pétales
de
la rosa roja como tu boca
fresca
y primaveral
y
cubran tu cuerpo
amasado
por tantos amores
por tantos amores a veces atormentados
pero
siempre
dichosos
para
que los pétales rojos
como
tu boca
fresca
y
primaveral
cubran
tu cuerpo ansioso
de
otro cuerpo
y
sea la dicha
sea.
¡Ah
mujer!
¡Ah
mujer de amor!
de
tantos amores
de
tanta dicha
que
el amor sea para ti
eternamente
amor
y
más amor
siempre,
eternamente amor.
Y
te colme, siempre, de dicha, mar y amor.
Dos amores para
siempre amor (bolero)
Para Clara, Cristina,
Paola, Miriam,
Rodrigo, Florencio y
Felipe
Para Ariana y Natacha
Para Luis y Alejandra
Para Penagos
¿Cuál
será hoy tu
amante
Clara?
¿A quién
mirarás
con deseo en tus ojos esmeralda?
¿Y
tú, Cristina
qué
rumbo nuevo tomará tu barco?
¿Serás
tan feliz
como
lo fuiste conmigo en el trasatlántico Rossini?
El
tiempo, que no existe
pasa
el amor no: es eterno
como un sueño de amor.
Dos
rosas amarillas:
Dos amores
para
siempre amor.
Cansado
de palabras
Para Azucena, Níyume,
Eulimar y Rubén
Para Florencio.
Estoy
cansado de palabras
las
palabras
siempre
las
mismas palabras.
Necesito
a
la
hembra
y
beberme
una
botella de vino
en
algún
hotelito de playa
y
amarla hasta el desmayo.
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