miércoles, 16 de enero de 2013

Metáfora y concepto en Deleuze y Guattari

Por Dayana Fraile

Deleuze y Guattari















Veintiocho días de esta influencia pesada, de este
montón de órganos mal agrupados que soy yo, y en los
que me daba la impresión de estar presente, como en
un inmenso paisaje de hielo a punto de desmoronarse.

Antonin Artaud

A menudo escuchamos hablar sobre el rechazo a la metáfora en Deleuze y Guattari y sobre lo paradójicas que resultan estas afirmaciones en dos pensadores que, con bastante frecuencia, recurrieron a figuras del discurso estrechamente vinculadas con la creación poética. Esta paradoja se recrudece, sin duda alguna, cuando pensamos en las intensas correspondencias que se establecen entre sus postulados teóricos y la producción poética de Antonin Artaud.
Así es como el “cuerpo sin órganos” de los filósofos parece ser una fusión o, más bien, un ensamblaje conformado por el concepto de raigambre filosófica, la sintomatología del delirio y la imagen poética. Sintomatología en cuanto la destrucción de los órganos es un aspecto importante del delirio del Presidente Schreber[1], sintetizado por Freud de la siguiente manera:

Sostiene haber experimentado en los primeros años de su enfermedad destrucciones en diversos órganos de su cuerpo, que a cualquier otro hombre le habrían provocado indefectiblemente la muerte desde mucho tiempo atrás, pero él ha vivido un largo período sin estómago, sin intestinos, sin pulmones casi, con el esófago desgarrado, sin vejiga, con las costillas rotas, muchas veces se ha comido parte de su laringe al tragar, etc. (17).

Imagen poética en cuanto es posible que Artaud lograra resignificar las huellas de la enfermedad sobre la página en blanco, trazando un mapa de ambigüedades: “Cuando ustedes le hayan hecho un cuerpo sin/ órganos lo habrán liberado de todos sus auto-/ matismos y lo habrán devuelto a/ su verdadera libertad” (Para terminar… 31). La tensión entre las palabras que antes resultaron características del delirio se autodestruyen en el interior del poema, en lo que Paul Ricoeur denominaría “una contradicción significativa” (63): la interpretación literal de una frase se contradice internamente, termina por resultar absurda y entonces prevalece la segunda interpretación, la metafórica. Una metáfora viva, explica Ricoeur, está inscrita en la tensión entre dos interpretaciones de una frase, la literal y la que establece una nueva relación del sentido (65).
Estoy convencida de que las imágenes que habitan la poesía Artaudiana han comportado para Deleuze y Guattari líneas de fuga ante la aridez del concepto. Está claro que esta dupla nunca abandona la tarea central de la filosofía que consiste, precisamente, en crear conceptos, no obstante, parece haberse arriesgado a explorar otras formas posibles de estas construcciones. A veces, da la impresión de que estuvieran replicando en ellas el modelo de sus “agenciamientos”, por aquello de que implican una amplitud que acarrea componentes heterogéneos.
El cuerpo sin órganos, por ejemplo, es una formación del inconsciente, un desierto, el soporte del deseo, una superficie en donde los agenciamientos se enganchan, la desorganización del organismo, un territorio poblado de una manada de signos, el grado cero de las intensidades, experimentación, es un límite en el que uno está “arrastrándose como un gusano, tanteando como un ciego o corriendo como un loco, viajero del desierto y nómada de la estepa” (Mil mesetas… 156). Esta confluencia de imágenes, definiciones, características, sospechas y ausencias parecen pertenecer al concepto “por un pie, una mano, una pata, por el ano, por un ojo” (Derrames… 171).
Pudiéramos pensar entonces que esta lógica conecta, de alguna forma, y hasta pudiera tener antecedentes en las propuestas de Nietzsche en “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”:

Esa monstruosa viguería y andamiaje de los conceptos, a las que de por vida se aferra el hombre menesteroso para salvarse, para el intelecto liberado es sólo un tinglado y un juguete para sus obras de arte más osadas: y cuando lo destruye y confunde los pedazos, y lo recompone irónicamente, apareando lo más ajeno y separando lo más próximo, pone de manifiesto que no necesita de aquellas muletas de la indigencia y que ahora ya no es por conceptos que se rige, sino por intuiciones. Ningún camino regular conduce desde esas intuiciones a la región de los esquemas espectrales, de las abstracciones: la palabra no está hecha para ellas, el hombre enmudece al verlas o habla en copia de metáforas prohibidas y ensambles inauditos de conceptos, para corresponder de modo creador, aunque sólo sea mediante la destrucción y el escarnio de las antiguas barreras conceptuales, a la impresión de la poderosa intuición presente (10).

En este orden de cosas, el acto de leer Para terminar con el juicio de Dios y Viaje al país de los tarahumaras nos remite automáticamente a los conceptos que encontramos en Mil mesetas o en el Anti Edipo. Es como si las imágenes poéticas hubieran impreso su huella sobre la superficie de los conceptos. Cuando leo en Artaud “Este séptimo hombre,/ es un caballo,/ un caballo con un nombre que lo acompaña./ Pero el caballo/ es el sol/ no el hombre” (Para terminar… 15), pienso en los regímenes de signos de estos filósofos, en sus máquinas de expresión o agenciamientos maquínicos del estilo “caballo de tiro-omnibús-calle” (Mil mesetas… 261). Y cuando Artaud rememora a los tarahumaras ejecutando sus danzas “de libélulas, de pájaros, del viento, de las cosas, de las flores”, o cuando los describe en hilera lanzando un grito helado ante el espectáculo de un toro sacrificado, “y su voz evoca el grito dolorido de una hiena o de un perro enfermo o de un gallo estrangulado”, y resulta que es un grito emitido de forma sucesiva, que pasa de boca en boca “como una gama humana que toma en la sombra el valor de un llamamiento” (Viaje al país… 283), por supuesto, pienso en los “devenires”, en ese proceso del deseo que es puro principio de aproximación (Mil mesetas… 275).
En un ejercicio de la imaginación, pudiera aventurarme a plantear que si Deleuze y Guattari desdeñan las metáforas y tienden a considerarlas como un simple efecto (Mil mesetas… p. 82) es, quizás, porque no las conciben como un fin o como entidades autónomas. Para este par parecen constituir, más bien, máquinas retóricas incapaces de funcionar de forma aislada, al mejor estilo de todas sus máquinas. Conectan. Interactúan. Devienen. Nunca permanecen estáticas como un mero excedente de sentido.






[1] Un caso que pasó a ser clásico en la historia del psicoanálisis desde que este paciente publicara
sus Memorias de un enfermo nervioso.

Referencias bibliográficas


Artaud, Antonin. México y Viaje al país de los tarahumaras. México D.F.: FCE, 1984. Print.
---. Para terminar con el juicio de Dios y otros poemas. Buenos Aires: Caldén, 1975. Print.

Deleuze, Gilles and Félix Guattari. El Anti Edipo. Capitalismo y esquizofrenia. Buenos Aires: Paidós, 1998. Print.
---. Derrames entre el capitalismo y la esquizofrenia. Buenos Aires: Cactus, 2005. Print.
---. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-Textos, 2002. Print.

Freud, Sigmund. Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente. Tomo IV. Madrid: Biblioteca nueva, 1972. Print.

Nietzsche, Friedrich. “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”. Escuela de Filosofía – Universidad Arcis. Web. 14 de septiembre de 2009. http://bit.ly/13E7Z6A

Ricoeur, Paul. Teoría de la interpretación. México D.F.: Siglo XXI, 2006. Print.

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Dayana Fraile (Puerto La Cruz, 1985) Licenciada en Letras por la Universidad Central de Venezuela. Trabajos creativos de su autoría han sido distinguidos con premios y menciones en concursos, como el Festival Literario Ucevista, la Semana de la Nueva Narrativa Urbana y el Concurso de Cuentos Policlínica Metropolitana para Jóvenes Autores. Ha publicado el libro de cuentos Granizo (2011), galardonado y editado por la Primera Bienal de Literatura Julián Padrón, y la plaquette bilingüe de poemas Paisaje Zinc/ Zinc Landscape (2011), con traducciones de Guillermo Parra y editado por Cy Gist Press (New York).  Cursa estudios de postgrado en el departamento de Hispanic Languages and Literatures de University of Pittsburgh. Lleva junto a Guillermo Parra un blog de traducción de poesía angloparlante de vanguardia: http://dayanafraile.blogspot.com/.


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